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Parroquia de San Julián de los Prados

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Actualidad

XVIII Domingo de tiempo ordinario

 Primera Lectura 

Lectura de la Sabiduría

Sb 7, 7-11

    Supliqué y me fue dada la prudencia, invoqué y vino a mí el espíritu de sabiduría.

    La preferí a cetros y tronos y a su lado en nada tuve la riqueza.

    No la equiparé a la piedra más preciosa, porque todo el oro ante ella es un poco de arena y junto a ella la plata es como el barro.

    La quise más que a la salud y la belleza y la preferí a la misma luz, porque su resplandor no tiene ocaso.

    Con ella me vinieron todos los bienes juntos, tiene en sus manos riquezas incontables.

Salmo
Sal 89.

    R. Sácianos de tu misericordia, Señor, y estaremos alegres.

Segunda lectura 

Lectura de la carta a los Hebreos

Heb 4, 12-13

    Hermanos:

    La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo; penetra hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos; juzga los deseos e intenciones del corazón.

    Nada se le oculta; todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.

Evangelio del día 
Lectura del santo evangelio según San Marcos
Mc 10, 17-30

    “Así tendrás un tesoro en el cielo"

   En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó:

    «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».

    Jesús le contestó:

    «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».

    Él replicó:

    «Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud».

    Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo:

    «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme».

    A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.

    Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:

    «¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!».

    Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió:

    «Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».

    Ellos se espantaron y comentaban:

    «Entonces, ¿quién puede salvarse?».

    Jesús se les quedó mirando y les dijo:

    «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».

    Pedro se puso a decirle:

    «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».

    Jesús dijo:

    «En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones— y en la edad futura, vida eterna».

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XXVII Domingo de tiempo ordinario

Primera Lectura 

Lectura del libro del Génesis

Gn 2, 18-24

    El Señor Dios se dijo:

    «No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle a alguien como él, que le ayude».

    Entonces el Señor Dios modeló de la tierra todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo, y se los presentó a Adán, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que Adán le pusiera.

    Así Adán puso nombre a todos los ganados, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontró ninguno como él, que le ayudase.

    Entonces el Señor Dios hizo caer un letargo sobre Adán, que se durmió; le sacó una costilla, y le cerró el sitio con carne.

    Y el Señor Dios formó, de la costilla que había sacado de Adán, una mujer, y se la presentó a Adán.

    Adán dijo:

    «¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será “mujer», porque ha salido del varón».

    Por eso abandonará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.

Salmo
Sal 127.

    R. Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida.

Segunda lectura 

Lectura de la carta a los Hebreos

Heb 2, 9-11

    Hermanos:

    Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Pues, por la gracia de Dios, gustó la muerte por todos.

    Convenía que aquel, para quien y por quien existe todo, llevara muchos hijos a la gloria perfeccionando mediante el sufrimiento al jefe que iba a guiarlos a la salvación.

    El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos.

Evangelio del día 
Lectura del santo evangelio según San Marcos
Mc 10, 2-16

    “Ya no son dos sino una sola carne"

   En aquel tiempo, acercándose unos fariseos, preguntaban a Jesús para ponerlo a prueba:

    «¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?».

    Él les replicó:

    «¿Qué os ha mandado Moisés?».

    Contestaron:
    
    «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla».

    Jesús les dijo:

    «Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».

    En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.

    Él les dijo:

    «Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».

    Acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban.

    Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:

    «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él».

    Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.

XXVI Domingo de tiempo ordinario

Primera Lectura 

Lectura del libro de los Números

Nm 11, 25-29

    En aquellos días, el Señor bajó en la Nube, habló con Moisés y, apartando algo del espíritu que poseía, se lo pasó a los setenta ancianos. En cuanto se posó sobre ellos el espíritu, se pusieron a profetizar. Pero no volvieron a hacerlo.

    Habían quedado en el campamento dos del grupo, llamados Eldad y Medad. Aunque eran de los designados, no habían acudido a la tienda. Pero el espíritu se posó sobre ellos, y se pusieron a profetizar en el campamento. Un muchacho corrió a contárselo a Moisés:

    «Eldad y Medad están profetizando en el campamento».

    Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino:

    «Señor mío, Moisés, prohíbeselo».

    Le respondió:

    «¿Es que estás tú celoso por mí? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor recibiera el espíritu del Señor y profetizara!».

Salmo
Sal 18.

    R. Los mandatos del Señor son rectos y alegran mi corazón.

Segunda lectura 

Lectura de la carta del Apóstol Santiago

Sant 5, 1-6

    Atención, ahora, los ricos: llorad a gritos por las desgracias que se os vienen encima.

    Vuestra riqueza está podrida y vuestros trajes se han apolillado. Vuestro oro y vuestra plata están oxidados y su herrumbre se convertirá en testimonio contra vosotros y devorará vuestras carnes como fuego.

    ¡Habéis acumulado riquezas... en los últimos días!

    Mirad el jornal de los obreros que segaron vuestros campos, el que vosotros habéis retenido, está gritando, y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor del universo.

    Habéis vivido con lujo sobre la tierra y os habéis dado a la gran vida, habéis cebado vuestros corazones para el día de la matanza. Habéis condenado, habéis asesinado al inocente, el cual no os ofrece resistencia.



Evangelio del día 
Lectura del santo evangelio según San Marcos
Mc 9, 38-43. 45. 47-48

    “No se lo impidáis"

    En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús:

    «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros».

    Jesús respondió:

    «No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.

    Y el que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la “gehenna”, al fuego que no se apaga.

    Y, si tu pie te hace pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la “gehenna.”

    Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la “gehenna”, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga».

XXV Domingo de tiempo ordiinario

Primera Lectura 

Lectura del libro de la Sabiduría

Sb 2, 12. 17-20

    Se dijeron los impíos:

    «Acechemos al justo, que nos resulta fastidioso: se opone a nuestro modo de actuar, nos reprocha las faltas contra la ley y nos reprende contra la educación recibida.

    Veamos si es verdad lo que dice, comprobando cómo es su muerte.

    Si es el justo es hijo de Dios, él lo auxiliará y lo librará de las manos de sus enemigos.

    Lo someteremos a ultrajes y torturas, para conocer su temple y comprobar su resistencia.

    Lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues, según, dice Dios lo salvará».

Salmo
Sal 53.

    R. El Señor sostiene mi vida.

Segunda lectura 

Lectura de la carta del Apóstol Santiago

Sant 3, 16-4, 3

    Queridos hermanos:

    Donde hay envidia y rivalidad, hay turbulencias y todo tipo de malas acciones.

    En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar intachable, y además es apacible, comprensiva, conciliadora, llena de misericordia y buenos frutos, imparcial y sincera.

    El fruto de la justicia se siembra en la paz para quienes trabajan por la paz.

    ¿De dónde proceden los conflictos y las luchas que se dan entre vosotros? ¿No es precisamente de esos deseos de placer que pugnan dentro de vosotros? Ambicionáis y no tenéis; asesináis y envidiáis y no podéis conseguir nada, lucháis y os hacéis la guerra, y no obtenéis porque no pedís.

    Pedís y no recibís, porque pedís mal, con la intención de satisfacer vuestras pasiones.



Evangelio del día 
Lectura del santo evangelio según San Marcos
Mc 9, 30-37

    “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos"

  En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía:

    «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará».

    Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó:

    «¿De qué discutíais por el camino?».

    Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:

    «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».

    Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:

    «El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».

XXIV Domingo de tiempo ordinario

Primera Lectura 

Lectura del profeta Isaías

Is 50, 5-9a

  El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás.

    Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no escondí el rostro ante ultrajes y salivazos.

    El Señor Dios me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.

    Mi defensor está cerca, ¿quién pleiteará contra mí?

    Comparezcamos juntos, ¿quién me acusará?

    Que se me acerque.

    Mirad, el Señor Dios me ayuda, ¿quién me condenará?

Salmo
Sal 145.

    R. Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos.

Segunda lectura 

Lectura de la carta del Apóstol Santiago

Sant 2, 14-18

    ¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe?

    Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos del alimento diario y uno de vosotros les dice: «Id en paz; abrigaos y saciaos», pero no les da lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve?

    Así es también la fe: si no tiene obras, está muerta por dentro.

    Pero alguno dirá:

    «Tú tienes fe y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe».



Evangelio del día 
Lectura del santo evangelio según San Marcos
Mc 8, 27-35

    Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga"

   En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos:

    «¿Quién dice la gente que soy yo?»

    Ellos le contestaron:

    «Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas».

    Él les preguntó:

    «Y vosotros, ¿quién decís que soy?»

    Pedro le contestó:

    «Tú eres el Mesías».

    Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto.

    Y empezó a instruirlos:
    
    «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».

    Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro:

    «¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».

    Y llamando a la gente y a sus discípulos, y les dijo:

    «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará. Pues ¿de que le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?».

horarios e información

Misas

Laborales, sábados y visperas de festivo:

18:30 (octubre a junio)

19:30 (julio, agosto y septiembre)

Domingos y festivos

11:00, 12:00 y 13:00 (noviembre a junio).

11:00 y 13:00 (julio a octubre)

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Bautizos:

Segundo y cuarto domingo de cada mes tras la misa de las 13:00

Celebración de Sacramentos

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Solicitud Certificados

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Despacho parroquial

Jueves y viernes

Octubre a junio: de 19:30 a 20:30

Julio a septiembre: de 20:00 a 21:00.

Teléfonos: 600 407 333 / 985 28 55 820

Confesión

Todos los días antes de misa, cuando se solicite.

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EVANGELIO

Al día siguiente vió venir a Jesus y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: En pos de mí viene un varón que ha pasado delante de mí, porque era primero que yo. Yo no le conocía; mas para que El fuese manifestado a Israel he venido yo, y bautizo en agua.

Evangelio de San Juan

Capítulo 1:29-31

No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque el juicio que vosotros hacéis, se aplicará a vosotros, y la medida que usáis, se usará para vosotros. ¿Por qué ves la pajuela que esta en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que está en tu ojo?

Evangelio de San Mateo

Capítulo 7:1-3

Si, pues, vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial os perdonará también; pero si vosotros no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestros pecados”.

Evangelio de San Mateo

Capítulo 6:14-15

Y cuando os ponéis de pie para orar, perdonad lo que podáis tener contra alguien, a fin de que también vuestro Padre celestial os perdone vuestros pecados. Si no perdonáis, vuestro Padre que está en los cielos no os perdonará tampoco vuestros pecados.

Evangelio de San Marcos

Capítulo 11:25-26

"Ahora bien, en la Ley, Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Y Tú, qué dices?". Esto decían para ponerlo en apuros, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir en el suelo, con el dedo. Como ellos persistían en su pregunta, se enderezó y les dijo: “Aquel de vosotros que esté sin pecado, tire el primero la piedra contra ella”.

Evangelio de San Juan

Capítulo 8:5-7

985 285 582 / 626 264 860

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