Lectura de la profecía de Ezequiel Ez 37, 12-14
Esto dice el Señor Dios:
«Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os sacaré de ellos, pueblo mío, y os llevaré a la tierra de Israel. Y cuando abra vuestros sepulcros y os saque de ellos, pueblo mío, comprenderéis que soy el Señor.
Pondré mi espíritu en vosotros y viviréis; os estableceré en vuestra tierra y comprenderéis que yo, el Señor, lo digo y lo hago —oráculo del Señor—».
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Salmo
Sal 129.
R. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos
Ro 8, 8-11
Hermanos:
Los que viven sujetos a la carne no pueden agradar a Dios. Pero vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo.
Pues bien, si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según San Juan
Jn 11, 3-7. 17. 20-27. 33-45
“Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá"
En aquel tiempo, las hermanas de Lázaro le mandaron recado a Jesús diciendo:
«Señor, el que tú amas está enfermo».
Jesús, al oírlo, dijo:
«Esta enfermedad no es para la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella».
Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo se quedó todavía dos días donde estaba. Solo entonces dijo a sus discípulos:
«Vamos otra vez a Judea».
Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedó en casa. Y dijo Marta a Jesús:
«Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá».
Jesús le dijo:
«Tu hermano resucitará».
Marta respondió:
«Sé que resucitará en la resurrección en el último día».
Jesús le dijo:
«Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?».
Ella le contestó:
«Sí, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».
Jesús se conmovió en su espíritu, se estremeció y preguntó:
«¿Dónde lo habéis enterrado?».
Le contestaron:
«Señor, ven a verlo».
Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban:
«¡Cómo lo quería!».
Pero algunos dijeron:
«Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que este muriera?».
Jesús, conmovido de nuevo en su interior, llegó a la tumba. Era una cavidad cubierta con una losa. Dijo Jesús:
«Quitad la losa».
Marta, la hermana del muerto, le dijo:
«Señor, ya huele mal porque lleva cuatro días».
Jesús le replicó:
«¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?»
Entonces quitaron la losa.
Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo:
«Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado».
Y dicho esto, gritó con voz potente:
«Lázaro, sal afuera».
El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo:
«Desatadlo y dejadlo andar».
Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.
V Domingo de Cuaresma
David
9:30
Primera lectura
Lectura del primer libro de Samuel 1 Sam 16, 1b 6-7. 10-13a
En aquellos días, el Señor dijo a Samuel:
«Llena tu cuerno de aceite y ponte en camino. Te envío a casa de Jesé, el de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí».
Cuando llegó, vio a Eliab y se dijo:
«Seguro que está su ungido ante el Señor».
Pero el Señor dijo a Samuel:
«No te fijes en su apariencia ni en lo elevado de su estatura, porque lo he descartado. No se trata de lo que vea el hombre. Pues el hombre mira a los ojos, más el Señor mira el corazón».
Jesé presentó a sus siete hijos ante Samuel. Pero Samuel dijo a Jesé:
«El Señor no ha elegido a estos».
Entonces Samuel preguntó a Jesé:
«¿No hay más muchachos?».
Y le respondió:
«Todavía queda el menor, que está pastoreando el rebaño».
Samuel le dijo:
«Manda a buscarlo, porque no nos sentaremos a la mesa mientras no venga».
Jesé mandó a por él y lo hizo venir. Era rubio, de hermosos ojos y buena presencia. El Señor dijo a Samuel:
«Levántate y úngelo de parte del Señor, pues es este».
Samuel cogió el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. Y el espíritu del Señor vino sobre David desde aquel día en adelante.
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Salmo
Sal 94.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Efesios
Ef 5, 8-14
Hermanos:
Antes erais tinieblas, pero ahora, sois luz por el Señor.Vivid como hijos de la luz, pues toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz. Buscad lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien denunciándolas.
Pues da vergüenza decir las cosas que ellos hacen a ocultas. Pero, al denunciarlas, la luz las pone al descubierto, descubierto es luz.
Por eso dice:
«Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo te iluminará».
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según San Juan Jn 9, 1.6-9. 13-17. 34-38
“Le abrió los ojos"
En aquel tiempo, al pasar, vio Jesús a un hombre ciego de nacimiento.Entonces escupió en la tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego, y le dijo:
«Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado)».
Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: «¿No es ese el que se sentaba a pedir?».
Unos decían: «El mismo».
Otros decían: «No es él, pero se le parece».
El respondía: «Soy yo».
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé y veo».
Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado».
Otros replicaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?».
Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?».
Él contestó: «Que es un profeta».
Le replicaron: «Has nacido completamente empecatado, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?».
Y lo expulsaron.
Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del hombre?».
Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?».
Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ese es».
Él dijo: «Creo, Señor».
Y se postró ante él.
IV Domingo de Cuaresma
David
9:30
Concierto Coro Contracanto
David
9:30
Celebración penitencial de Cuaresma
David
10:09
Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo Ex 17, 3-7
En aquellos días, el pueblo, sediento, murmuró contra Moisés, diciendo:
«¿Por qué nos has sacado de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?».
Clamó Moisés al Señor y dijo:
«¿Qué puedo hacer con este pueblo? Por poco me apedrean».
Respondió el Señor a Moisés:
«Pasa al frente del pueblo y toma contigo algunos de los ancianos de Israel; empuña el bastón con el que golpeaste el Nilo y marcha. Yo estaré allí ante ti, junto a la roca de Horeb. Golpea la roca, y saldrá agua para que beba el pueblo».
Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. Y llamó a aquel lugar Masá y Meribá, a causa de la querella de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo:
«¿Está el Señor entre nosotros o no?».
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Salmo
Sal 94.
R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos
Ro 5, 1-2. 5-8
Hermanos:
Habiendo sido justificados en virtud de la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, por el cual hemos obtenido además por la fe el acceso a esta gracia, en la cual nos encontramos; y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado.
En efecto, cuando nosotros estábamos aún sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; ciertamente, apenas habrá quien muera por un justo; por una persona buena tal vez se atrevería alguien a morir; pues bien: Dios nos demostró su amor en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros.
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según San Juan Jn 4, 5-42
“Señor, dame ese agua, así no tendré más sed"
En aquel tiempo, llegó Jesús a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el pozo de Jacob.Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al pozo. Era hacia la hora sexta. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice:
«Dame de beber».
Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice:
«¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?» (porque los judíos no se tratan con los samaritanos).
Jesús le contestó:
«Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice “dame de beber”, le pedirías tú, y él te daría agua viva».
La mujer le dice:
«Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?».
Jesús le contestó:
«El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna».
La mujer le dice:
«Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla».
Él le dice:
«Anda, llama a tu marido y vuelve».
La mujer le contesta:
«No tengo marido».
Jesús le dice:
«Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad».
La mujer le dice:
«Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén».
Jesús le dice:
«Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que lo adoren así. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad».
La mujer le dice:
«Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo».
Jesús le dice:
«Soy yo, el que habla contigo».
En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le dijo: «¿Qué le preguntas o de qué le hablas?».
La mujer entonces dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente:
«Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho; ¿será este el Mesías?».
Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él. Mientras tanto sus discípulos le insistían:
«Maestro, come».
Él les dijo:
«Yo tengo un alimento que vosotros no conocéis».
Los discípulos comentaban entre ellos:
«¿Le habrá traído alguien de comer?».
Jesús les dice:
«Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿No decís vosotros que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo esto: levantad los ojos y contemplad los campos, que están ya dorados para la siega; el segador ya está recibiendo salario y almacenando fruto para la vida eterna: y así, se alegran lo mismo sembrador y segador. Con todo, tiene razón el proverbio: uno siembra y otro siega. Yo os envié a segar lo que no habéis trabajado. Otros trabajaron y vosotros entrasteis en el fruto de sus trabajos».
En aquel pueblo muchos samaritanos creyeron en él por el testimonio que había dado la mujer:
«Me ha dicho todo lo que he hecho».
Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer:
«Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo».
III Domingo de Cuaresma
David
9:30
Hoy recuperamos este formato que tantas alegrías nos ha dado. Una forma diferente y original de acercarnos al Evangelio, un espacio para la reflexión serena y el disfrute de los sentidos. En esta ocasión, vamos a abordar el tema del dolor en todas sus modalidades, tanto el físico como el espiritual.
Si has acudido a algún encuentro con anterioridad, ya sabes lo que te espera. Si aún no te animaste, es el momento, no te vas a arrepentir y ya lo hemos dicho más veces: el que prueba, repite.
Así que a partir de las 17:30 tenemos una cita esta tarde. ¡Os esperamos!
Orar desde el dolor
David
9:37
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis Gn 12, 1-4a
En aquellos días, el Señor dijo a Abrán:
«Sal de tu tierra, de tu patria, y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré. Haré de ti una gran nación, te bendeciré, haré famoso tu nombre y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan, y en ti serán benditas todas las familias de la tierra».
Abrán marchó, como le había dicho el Señor.
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Salmo
Sal 32.
R. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de Ti
Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol San Pablo a Timoteo
2 Tim 1, 8b-10
Querido hermano:
Toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios. Él nos salvó y nos llamó con una vocación santa, no por nuestras obras, sino según su designio y según la gracia que nos dio en Cristo Jesús desde antes de los siglos, la cual se ha manifestado ahora por la aparición de nuestro Salvador, Cristo Jesús, que destruyó la muerte e hizo brillar la vida y la inmortalidad por medio del Evangelio.
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según San Mateo Mt 17, 1-9
“Este es mi Hijo, el amado. Escuchadle"
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y subió con ellos aparte a un monte alto.Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
De repente se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y una voz desde la nube decía:
«Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo».
Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo:
«Levantaos, no temáis».
Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban del monte, Jesús les mandó:
«No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos».
II Domingo de Cuaresma
David
9:30
C = Conversión
La Cuaresma es un tiempo propicio para tomar decisiones importantes. Es la oportunidad de convertirse a lo mejor de sí mismo. Pone delante de nosotros la novedad apasionante del proyecto de vida de Jesús. La liturgia nos evoca historias de superación y transformación; historias de líderes que se encuentran con el Dios vivo, que se enamoran de su palabra, que se sienten tocados por la situación de su pueblo y actúan. Cuaresma es la propuesta de un itinerario de superación personal y social. La vida como viaje, como camino y peregrinación de la fe y de la esperanza, es una metáfora recurrente y representativa de la vida misma en su dimensión temporal.
U = Unidad y comunión
En la comunidad de los creyentes en cuanto comunidad de peregrinos y pecadores, necesitados y llamados al perdón y la reconciliación. Cuaresma es tiempo creador de la comunidad, de cohesión y pertenencia. Nos unimos en la celebración comunitaria de la penitencia. Recorremos juntos la dimensión doliente de la vida de Jesús, en la cual descubrimos el sentido de nuestras heridas y dolores. Celebramos juntos la Eucaristía que es el gran sacramento del amor en el que se concentran los signos de la vida cotidiana: la celebración, la comunidad, la palabra, la comida con pan y vino…
A = Adoración
Jesús retoma las prácticas de la piedad judía, singularmente la oración. Jesús enseña a orar no como un do ut des. Él critica la exhibición también en la forma de orar. En su forma de referirse al Padre nos ofrece el ejemplo de cómo orar y reconocer al Dios que nos transciende infinitamente. Nos enseña a estar ante el Padre, a reconocerlo. Las vicisitudes de la vida de cada día se convierten en los signos de la Presencia. La imagen del alfarero es una expresión profética de la vida en manos de Dios. Somos barro y somos el milagro de vida misma.
R = Relato
Relato intenso del camino de los discípulos tras las huellas de Jesús. Recuerdo de la acción y la palabra de Dios en la vida. A partir de ahí la Cuaresma nos invita a actualizar nuestro proceso de iniciación cristiana a partir del bautismo, sacramento de la fe. El paradigma de los discípulos en torno a Jesús, escuchando, dejándose formar, reconociendo sus lentitudes y sus torpezas es referencia en el camino de la Cuaresma. Rehacemos la memoria bautismal de la Iglesia y de cada uno de los bautizados en el misterio pascual.
E = Escucha
Los discípulos escuchan la enseñanza del Maestro de Nazaret. Se sorprenden. Progresivamente van aprendiendo. Es un proceso lento, lleno de torpezas. Jesús mismo los reprende, pero los comprende. La vida de los bautizados está forjada a ejemplo de la vida de Jesús. Jesucristo es maestro de la nueva forma de vivir. Lo muestra en su praxis y en su palabra. Todos los gestos del Mesías son ejemplo para los discípulos, evangelio. Ellos reciben el testamento de su amor y continúan su misión por la inspiración y el dinamismo del Espíritu.
S = Seguimiento
De la forma de ayunar y de orar de Jesús. El sentido del ayuno en la tradición judía era un modo de convencer a Dios a nuestro favor; vestir el saco, dormir en el suelo, era una manera de comportamiento para encontrar a un Dios benigno. Jesús le da poco relieve. Defiende a los discípulos que no ayunan. Dios no quiere el dolor; no se complace en el ayuno. Esperamos el final de todo ayuno. El sentido es: alegrar al hermano dándole el fruto del que nosotros nos privamos
M = Mirada del Dios Padre
Aprendemos a vivir bajo la mirada del amor del Padre. La mirada de amor hace nacer lo mejor de nosotros mismos, nuestra mejor generosidad, nuestra mejor identidad a la que estamos llamados. El Dios Padre e Hijo y Espíritu es comunión de amor. Dios Padre es generador del Hijo, es expansivo, es fecundidad y generatividad. El Hijo es amor filial y fiel al Padre en el dinamismo del Espíritu. El Espíritu de amor recíproco es felicidad. Cuando nosotros experimentamos la fecundidad, la fidelidad y la felicidad estamos siendo espejos de la vida de la Trinidad Santa
A = Alegría
La Cuaresma es camino hacia el gozo pascual. La alegría es criterio de nuestra autenticidad cristiana. Se trata de la alegría del encuentro progresivo con el misterio de Cristo, cultivada en la escucha asidua de las grandes historias bíblicas. La audición requiere tiempo, requiere silencio interior. Se ejercita también la ascética del diálogo. El camino cuaresmal es oportunidad y llamada a profundizar en las actitudes y consejos de Jesús que son un auténtico don del Espíritu. Es el camino de la iniciación cristiana, que, partiendo del agua bautismal, nos conduce a la renovación de las promesas y a la confesión de fe en la Vigilia Pascual. La luz recibida en el bautismo y simbolizada en la vela que encienden los padres, se alarga y vuelve a conectar con el gran cirio pascual.
Las ocho letras de la Cuaresma
David
9:00
Todos los jueves
20:00 Exposición del Santísimo
Todos los viernes
20:00 Rezo del Viacrucis
Encuentro de oración: Orar desde el dolor
Sábado 11 de marzo, 17:30
Celebración Penitencial de Cuaresma
Viernes 17 de marzo, 19:30
Concierto Coro Contracanto (Avilés)
Director: Fran Carreño
Sábado, 18 de marzo, 20:00
Retiro Espiritual (Colegio Inmaculada)
Animador: José A. González Quintana
Sábado 25 de marzo, 10:30 - 13:00
Concierto Coral Polifónica de Asturias
Director: Javier Fernández Mejuto
Jueves 30 de abril, 20:00
Calendario de Cuaresma 2023
David
22:23