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Parroquia de San Julián de los Prados

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Actualidad

XXV Domingo de tiempo ordinario

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías 

Is 55, 6-9

    Buscad al Señor mientras se deja encontrar, invocadlo mientras está cerca. Que el malvado abandone su camino, y el malhechor sus planes; que se convierta al Señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón.

    Porque mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos —oráculo del Señor—.
Cuanto dista el cielo de la tierra, así distan mis caminos de los vuestros, y mis planes de vuestros planes.

Salmo

Sal 144. 


    R.  Cerca está el Señor de los que lo invocan.

Segunda lectura 

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los filipenses 

Flp 1, 20c-24. 27a

    Hermanos:

    Cristo será glorificado en mi cuerpo, por mi vida o por mi muerte.

    Para mí la vida es Cristo y el morir una ganancia. Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger.

    Me encuentro en esta alternativa: por un lado, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros.

    Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo.


Evangelio del día 
Lectura del santo evangelio según San Mateo
Mt 20, 1-16

    “Los últimos serán los primeros"


    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

    «El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo:

    “Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido».

    Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo:

    “Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?”.

    Le respondieron:

    “Nadie nos ha contratado”.

    Él les dijo:

    “Id también vosotros a mi viña».

    Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz:

    “Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”.

    Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo:

    “Estos últimos han trabajado solo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”.

    Él replicó a uno de ellos:

    “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”.

    Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos».

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XXIV Domingo de tiempo ordinario

Primera lectura

Lectura del libro del Eclesiástico 

Sir 27, 30-28, 7

    Rencor e ira también son detestables, el pecador los posee. El vengativo sufrirá la venganza del Señor, que llevará cuenta exacta de sus pecados. Perdona la ofensa a tu prójimo y, cuando reces, tus pecados te serán perdonados.

    Si un ser humano alimenta la ira contra otro, ¿cómo puede esperar la curación del Señor? Si no se compadece de su semejante, ¿cómo pide perdón por sus propios pecados? Si él, simple mortal, guarda rencor, ¿quién perdonará sus pecados?

    Piensa en tu final y deja de odiar, acuérdate de la corrupción y de la muerte y sé fiel a los mandamientos. Acuérdate de los mandamientos y no guardes rencor a tu prójimo; acuérdate de la alianza del Altísimo y pasa por alto la ofensa.

Salmo

Sal 102. 


    R.  El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia.

Segunda lectura 

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 

Ro 14, 7-9

    Hermanos:

    Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; así que, ya vivamos ya muramos, somos del Señor.

    Pues para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de muertos y vivos.


Evangelio del día 
Lectura del santo evangelio según San Mateo
Mt 18, 21-35

    ¿Cuántas veces tengo que perdonarle?"


    En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó:

    - «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?».

    Jesús le contesta:
    
   -  «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:

    - “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”.

    Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda.

    Pero al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo:

   -  “Págame lo que me debes”.

    El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo:

    - “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré”.

    Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

    Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido.

    Entonces el señor lo llamó y le dijo:

   -  “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste ¿no debías tener tú también compasión de un compañero, como yo tuve compasión de ti?”.


    Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.


    Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».

XXIII Domingo de tiempo ordinario

Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel 

Ez 33, 7-9

    Esto dice el Señor:

    «A ti, hijo de hombre, te he puesto de centinela en la casa de Israel; cuando escuches una palabra de mi boca, les advertirás de mi parte.

    Si yo digo al malvado: “Malvado, eres reo de muerte”, pero tú no hablas para advertir al malvado que cambie de conducta, él es un malvado y morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre.

    Pero si tú adviertes al malvado que cambie de conducta, y no lo hace, él morirá por su culpa, pero tú habrás salvado la vida».

Salmo

Sal 94. 


    R.  Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón»

Segunda lectura 

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 

Ro 13, 8-10

    A nadie le debáis nada, más que el amor mutuo; porque el que ama ha cumplido el resto de la ley. De hecho, el «no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás», y cualquiera de los otros mandamientos, se resume en esto:«Amarás a tu prójimo como a ti mismo».

    El amor no hace mal a su prójimo; por eso la plenitud de la ley es el amor.


Evangelio del día 
Lectura del santo evangelio según San Mateo
Mt 18, 15-20

    Allí estoy Yo en medio de ellos"


    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

    «Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano.

    En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos.

    Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».

XXII Domingo de tiempo ordinario

Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías 

Jr 20, 7-9

    Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; has sido más fuerte que yo y me has podido. He sido a diario el hazmerreír, todo el mundo se burlaba de mí. Cuando hablo, tengo que gritar, proclamar violencia y destrucción. La palabra del Señor me ha servido de oprobio y desprecio a diario. Pensé en olvidarme del asunto y dije:

    «No lo recordaré; no volveré a hablar en su nombre»; pero había en mis entrañas como fuego, algo ardiente encerrado en mis huesos. Yo intentaba sofocarlo, y no podía.

Salmo

Sal 62. 


    R.  Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

Segunda lectura 

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 

Ro 12, 1-2

    Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios; este es vuestro culto espiritual.

    Y no os amoldéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir cuál es la voluntad de Dios, qué es lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.


Evangelio del día 
Lectura del santo evangelio según San Mateo
Mt 16, 21-27

    Que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga"


    En aquel tiempo, comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo:

    «¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte».

    Jesús se volvió y dijo a Pedro:

    «Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios».

    Entonces dijo a los discípulos:

    «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.

    Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla?

    Porque el Hijo del hombre vendrá, con la gloria de su Padre, entre sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.

horarios e información

Misas

Laborales, sábados y visperas de festivo:

19:30h

Domingos y festivos

11:00h, 12:00h y 13:00h.

Horarios especiales de Navidad aquí

Julio, agosto y septiembre:

Se anula la misa de 12:00h del domingo.

Bautizos:

Segundo y cuarto domingo de cada mes tras la misa de las 13:00

Celebración de Sacramentos

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Solicitud Certificados

Descarga aquí la solicitud y preséntala en el despacho parroquial con una copia del DNI del solicitante (el trámite puede hacerlo una persona autorizada por el mismo)

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Despacho parroquial

Jueves y viernes

Septiembre a julio: de 18:00 a 19:00h

Julio a agosto: sólo viernes de 20:00 a 21:00h.

Teléfonos: 600 407 333 / 985 28 55 820

Confesión

Todos los días antes de misa, cuando se solicite.

Visitas

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EVANGELIO

Al día siguiente vió venir a Jesus y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: En pos de mí viene un varón que ha pasado delante de mí, porque era primero que yo. Yo no le conocía; mas para que El fuese manifestado a Israel he venido yo, y bautizo en agua.

Evangelio de San Juan

Capítulo 1:29-31

No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque el juicio que vosotros hacéis, se aplicará a vosotros, y la medida que usáis, se usará para vosotros. ¿Por qué ves la pajuela que esta en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que está en tu ojo?

Evangelio de San Mateo

Capítulo 7:1-3

Si, pues, vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial os perdonará también; pero si vosotros no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestros pecados”.

Evangelio de San Mateo

Capítulo 6:14-15

Y cuando os ponéis de pie para orar, perdonad lo que podáis tener contra alguien, a fin de que también vuestro Padre celestial os perdone vuestros pecados. Si no perdonáis, vuestro Padre que está en los cielos no os perdonará tampoco vuestros pecados.

Evangelio de San Marcos

Capítulo 11:25-26

"Ahora bien, en la Ley, Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Y Tú, qué dices?". Esto decían para ponerlo en apuros, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir en el suelo, con el dedo. Como ellos persistían en su pregunta, se enderezó y les dijo: “Aquel de vosotros que esté sin pecado, tire el primero la piedra contra ella”.

Evangelio de San Juan

Capítulo 8:5-7