Tiempo de Cuaresma
Es oportunidad de crecimiento como personas y como creyentes, poniendo en valor nuestras mejores capacidades, corrigiendo metas, actitudes extraviadas y enriqueciendo nuestras positividades.
Abriéndonos a las heridas de una sociedad necesitada de fraternidad auténtica, de acogida, inclusión y respeto. Aligerando nuestra avaricia, nuestro egoísmo, nuestra sensualidad, nuestra murmuración.
Comencemos, pues, revisando todo esto en nuestra vida personal, familiar, parroquial y social. La Cuaresma, lejos de ser un tiempo tenebroso y triste, es un regalo para vivir con alegría y en acción de gracias.
Con el salmista decimos al Señor: