Mañana 8 de febrero la Iglesia hace memoria litúrgica de una mujer de nuestro siglo XX: Santa Josefina Bakhita. Su vida motiva el Dia Mundial de Oración y reflexión contra la Trata de personas, que el Papa Francisco convoca desde el año 2015 con la finalidad de dar a conocer y contribuir a erradicar la esclavitud en nuestro mundo.
La trata de personas es un fenómeno global. Está presente en todas las regiones del planeta, en ocasiones invisibilizada o entremezclada con otras realidades que nos resultan más cercanas. España es un país de destino y tránsito para la trata de personas, y por lo tanto Asturias se ve afectada como cualquier otro territorio.
La trata implica la captación y el traslado de personas utilizando medios como el engaño, la violencia, la coacción (...) con el fin de ser explotadas en distintos sectores económicos y de diversas formas: explotación sexual comercial, matrimonios forzados, mendicidad, extracción de órganos, servicio doméstico, agricultura, etc.
El lema elegido para este año, una Economía sin trata de personas, nos invita a la reflexión sobre una de las causas estructurales de la trata de seres humanos. En pleno siglo XXI la trata no es más que el ejemplo de un orden social, económico y político que no está al servicio del desarrollo de una vida en condiciones dignas para todas personas y pueblos.
La economía sin trata, es también la nuestra: es la economía que atraviesa las decisiones que tomamos como consumidores y con nuestro estilo de vida. Es la que ponemos en juego cuando decidimos en qué y cómo invertir, educar, emplear, proteger u opinar. Así pues, en nuestra mano también está aportar para crear condiciones, y tomar decisiones orientadas a generar una economía basada en el cuidado de las personas y de la casa común.
La Fundación de Solidaridad Amaranta, promovida por las Religiosas Adoratrices, trabaja en Asturias en la protección y atención de víctimas de trata. Lo hacen específicamente, acompañando a mujeres que son explotadas y tratadas para la explotación sexual. Ponen a su disposición recursos, servicios y personas cualificadas para recorrer conjuntamente otros caminos que permitan, de forma segura, recuperar una vida libre de violencia y con oportunidades para desarrollar un proyecto propio y autónomo.
La trata de seres humanos tiene para nosotros nombre e historias de mujeres que desean una vida sin violencia para ellas, una vida con pan y escuela para sus hijos, una vida con salud y medicinas para sus madres y hermanos, una vida sin mendigar y con trabajo para sostenerse. El camino hacia esa vida con mejores oportunidades las llevó a movilizarse, a cruzar fronteras, a “tirarse al mar”, a subir a aviones o caminar desiertos; Y las expuso también a vivir situaciones inhumanas para conseguir aquello que por derecho todo ser humano debería de tener.
La pandemia por Covid 19 ha dejado al descubierto las brechas que ya existían en nuestra sociedad y parecen tan evidentes que no dejan margen para cerrar los ojos y huir de ellas. Ha quedado claro como la desigualdad estructural afecta y golpea en la vida concreta de los más débiles, y los sistemas que sustentan la trata de personas se siguen beneficiando de ello. Pongámonos de su lado. Podemos contribuir a generar otra economía libre de trata, al servicio de las personas.
La vida sigue empujando en medio de la adversidad. Somos testigos de ello. Caminemos en esperanza.