Domingo de Ramos
Estamos concluyendo el tiempo de Cuaresma. La experiencia de la alianza de Dios acompaña al pueblo de Israel a lo largo de su historia, como también su experiencia de infidelidad. No es Dios quien rompe el pacto, es el hombre. Dios es quien una y otra vez renueva ese pacto de amor y de elección hasta que se realice plenamente en Jesucristo. Ese pacto, abrazo de Dios, que se nos sigue ofreciendo cada día y que en tantas ocasiones nosotros rechazamos.
Solo Cristo, que lo aceptó y correspondió en plenitud, nos asegura para siempre, a pesar de nuestras deslealtades, el amor misericordioso, sanador, incondicional de Dios Padre con la fuerza del Espíritu Santo que por la muerte y resurrección de Cristo se nos regala.
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