III Domingo de Cuaresma
Destruid este templo y en tres días lo levantaré.
Se refería -según nos dice el evangelista Juan-a su cuerpo resucitado. Y sabemos que cada uno de nosotros hemos sido incorporados por el bautismo a su cuerpo, que se hace historia concreta en la comunidad cristiana, en la Iglesia.
Pero no para estar fuera del mundo, resguardados de las intemperies de la realidad social que nos toca vivir sino para construir una familia social, a imagen de ese cuerpo glorioso de Jesús, en la que quepan todas las personas.
Por eso la fe cristiana es don y tarea, gracia salvadora y misericordia activa. Pedimos al Señor que siga labrando con su Espíritu nuestro corazón para que seamos cada día mejores constructores de su Reino.